


(En el lenguaje de las flores,
la rosa roja es símbolo del amor y la pasión)
En la antigua Roma, fue utilizado por la nobleza y luego por los emperadores, transformándose en símbolo del poder supremo ("Rojo Imperial").
Para el Cristianismo alude al sacrificio de Cristo y de los mártires y al amor fervoroso y triunfante.
Utilizado por los cardenales, en su calidad de "Príncipes de la Iglesia", también sugería que, quienes lo llevaban, estaban dispuestos a morir por ella.
En su aspecto negativo, rojo es el color del Infierno y del Diablo; evoca la crueldad, el homicidio, la matanza.
Asociado al pecado y al vicio; en locales nocturnos indica intimidad y prostitución; en el cabello de una mujer o en sus ropas da la idea de ardor y lujuria.
Es el color de las señales de "alto" y del peligro que amenaza la vida.
Cuando se exterioriza es símbolo de ira ("verlo todo rojo") y de violencia; descontrolado conduce a la furia, al odio, a la "pasión ciega, al amor infernal".
Se le llama arte a las creaciones mediante las cuales el ser humano expresa una visión sensible en torno al mundo que lo rodea sea este real o imaginario. El arte usualmente expresa ideas o emociones a través de recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
El arte expresa percepciones y sensaciones que tienen los seres humanos que no son explicables de otro modo. Se considera que con la aparición del Homo sapiens, el arte tuvo en un principio una función ritual, mágico-religiosa, pero esta función cambió a través del tiempo.
La noción de arte es hoy sujeta a profundas polémicas. Esto debido a que el significado de la palabra "arte" varía según la cultura, la época, el movimiento, o el grupo de personas para las cuales el término es productor de sentido.
Según Arnold Hauser, las «obras de arte son provocaciones con las cuales polemizamos» mas que no nos las explicamos. Las interpretamos de acuerdo con nuestras propias finalidades y aspiraciones, les trasladamos un sentido cuyo origen está en nuestras formas de vida y hábitos mentales. Nosotros, «de todo arte con el cual tenemos una relación auténtica hacemos un arte moderno».
Hoy día, el arte ha establecido unos conjuntos de relaciones que permiten englobar dentro de una sola interacción la obra de arte, el artista o creador y el público receptor o destinatario. Hegel, en su Estética, intentó definir la trascendencia de esta relación diciendo que : «la belleza artística es más elevada que la belleza de la naturaleza, ya que cambia las formas ilusorias de este mundo imperfecto, donde la verdad se esconde tras las falsas apariencias para alcanzar una verdad más elevada creada por el espíritu».
Buscar la verdad detrás de las apariencias !, puede haber una finalidad más elevada y atractiva ? El arte se transforma así en la prolongación de la acción, ya que no trata de imitar o reproducir, sino que traduce una realidad metasensible para poner lo espiritual en la experiencia cotidiana.
El arte es también un juego con las apariencias sensibles, los colores, las formas, los volúmenes, los sonidos, etc. Es un juego gratuito donde se crea de la nada o de poco más que la nada una apariencia que no pretende otra cosa que engañarnos. Es un juego placentero que satisface nuestras necesidades eternas de simetría, de ritmo o de sorpresa. La sorpresa que para Charles Baudelaire, es el origen de la poesía. Así, según Kant, el placer estético deriva menos de la intensidad y la diversidad de sensaciones que de la manera, en apariencia espontánea, por la cual ellas manifiestan una profunda unidad, sensible en su reflejo, pero no conceptualizable.
Para Ernst Gombrich, «El arte, en realidad no existe. Únicamente hay artistas.». Más adelante, en la Introducción de su obra The Story of Art nos dice que no tiene nada de malo que nos deleitemos en el cuadro de un paisaje porque nos recuerda nuestra casa o en un retrato porque nos recuerda un amigo, ya que como hombres que somos, cuando miramos una obra de arte estamos sometidos a un conjunto de recuerdos que para bien o para mal influyen sobre nuestros gustos.
Siguiendo al mismo Gombrich, vemos como a los artistas también les sucede algo parecido : en el retrato de su hijo Nicolás, el gran pintor flamenco Rubens, lo representó hermoso ya que seguramente se sentía orgulloso del aspecto del niño y nos quiso transmitir su pasión de padre a la vez que artista; en el retrato de su madre, el gran pintor alemán Durero, la dibujó con la misma devoción y amor que Rubens sentía por su hijo, pero aquí vemos un estudio fiel de la cara de una mujer vieja, no hay belleza natural pero Durero, con su enorme sinceridad, creó una gran obra de arte.
Se de fine el símbolo, como un signo que, a través de su significación inmediata y manifiesta, hace referencia a otra significación que se revela y oculta en la anterior. Es decir, el símbolo representa algo más que su significado inmediato. Añade un nuevo valor a un objeto o acción: un contenido espiritual.
Hay que distinguir entre símbolo y alegoría. La alegoría es un símbolo reducido a signo, una mecanización de éste, que remite de forma automática a una significación precisa, perdiendo con ello lo que de tensión dinámica posee el símbolo, su dimensión psicológica. Un ejemplo de Diel, citado por J. E. Cirlot, es el siguiente: «Zeus lanza el rayo, lo cual, en el plano del sentido meteorológico, es una simple alegoría. Esta se transmuta en símbolo cuando la acción adquiere un sentido psicológico, Zeus deviene símbolo del espíritu y el rayo lanzado simboliza la súbita aparición del pensamiento iluminante (intuición), que se supone enviado por la deidad».
La historia del simbolismo, demuestra que todo puede tener una significación simbólica: los objetos naturales, los artificiales e incluso formas abstractas como los números o las figuras geométricas. Estos símbolos aparecen, como se ha dicho, fundamentalmente en el sueño; pero el hombre los expresa también en la religión o en el arte visual, dando lugar a composiciones y sistemas simbólicos.
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